En el convulso final del siglo XIX, la familia Roig se enfrentó a la desolación de la filoxera, viendo sus viñedos en el Empordà, Mollet de Peralada, morir ante la plaga. La decisión de trasladarse al sur de Francia, al Rosellón, permitió un renacimiento. Desde 1896, el bisabuelo Quim lideró la replantación, eligiendo la Samsó por sus rendimientos, transformando con el tiempo su producción en vinos frescos y mediterráneos. Situadas en la llanura de Mollet de Peralada, a 50 metros sobre el nivel del mar, las viñas de Roig Parals prosperan en suelos arenosos con toques de arcilla y sedimentos aluviales. El clima mediterráneo, marcado por la tramontana y una pluviometría escasa, otorga una singular personalidad a sus vinos. La familia Roig Parals, con orgullo y compromiso, mantiene viva la tradición ancestral, perfeccionando día a día el legado que sus antepasados iniciaron.
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